Hay, sin embargo, un momento concreto en la historia en el que el testimonio martirial escolapio fue muy numeroso y desde entonces nos mueve «una gran nube de testigos… a fin de que también nosotros creamos con fortaleza la prueba que se nos propone, fijos los ojos en Jesús» Hb 12,1-2).
Víctimas de la persecución desatada durante la guerra de 1936 en España murieron mártires seis religiosas escolapias, ya beatificadas, una religiosa calasancia, cuyo proceso se desarrolla favorablemente, y 203 religiosos escolapios de los cuales trece han sido beatificados. Tenemos 210 hermanos y hermanas mártires, además de muchos familiares y exalumnos.
Todo bautizado está llamado por el Padre a identificarse con Jesús por obra del Espíritu. No todos llegan a un mismo grado en este proceso. Los mártires reciben la gracia de una identificación plena. A todos dice Jesús: «permaneced en mí, permaneced en mi amor». Los mártires son llamados a demostrar su amor, dando su vida por el Amigo, participando en su misterio pascual de muerte y resurrección, unidos íntimamente a Él.